Alergia a las Cupresáceas: ¿Cada vez más casos, o cada vez más claridad?
La alergia a las cupresáceas no es algo nuevo, de hecho hace más de medio siglo que estas alergias vienen identificándose, pero a medida que pasan los años el número de personas que lo padece parece aumentar. Pero, ¿cuánto de esto es cierto?
¿Por qué hay cada vez más alergias al polen de cuprasáceas en invierno?
Hace un cuarto de siglo se pensaba que únicamente el 2% de la población padecía alergia a las cupresáceas, actualmente se estima que comportan el 40% de las alergias al polen. ¿Han crecido en gran cantidad los casos de alergia a este tipo de planta, o se han comenzado a identificar casos que anteriormente se achacaban a otras causas?
Lo cierto es que ambas afirmaciones son ciertas. Por un lado, los casos de este tipo de alergia han aumentado, pero también es cierto que hasta hace relativamente poco se confundían muchos casos de esta alergia con gripes o resfriados comunes de invierno, por ser cuando polinizan estas plantas y cuando tienen lugar las afecciones de sus alérgenos. Por otra parte, las pruebas de detección para la alergia de las cupresáceas no eran muy fiables hasta hace unos años. Ahora sabemos que casi la mitad de las alergias al polen están provocadas por esta especie entre la que encontramos especímenes como el ciprés, el enebro o la sabina.
Estas plantas están muy asociadas a la ornamentación urbana, sobretodo en determinados contextos (setos de jardín presentes en urbanizaciones, colegios, viviendas o cipreses presentes en cementerios, parques, o como delimitadores espaciales). Esto es debido en gran parte a su denso follaje, que ofrece sombra fría y puede formar auténticos muros vegetales, así como por su facilidad de crecimiento y adaptabilidad a climas de secano.
¿Catarro o alergia?
El polen de las cupresáceas (también llamadas arizónicas) produce picores nasales y algunos estornudos, pero sobretodo gran congestión nasal. Esto puede llevarnos a confusión respecto al catarro.
Una forma de distinguirlas es por la duración, pues un catarro suele durar como máximo una semana, y la alergia suele durar varias semanas. Por otra parte, la alergia no suele ir acompañada de fiebre, malestar general o dolores de garganta, y el catarro si. La alergia sin embargo sí produce gran cantidad de moqueo líquido, estornudos, picor, enrojecimiento de los ojos y lagrimeo.
¿Qué soluciones tenemos para la alergia a las cuprasáceas?
Por una parte, la sugerencia más obvia es la de evitar los lugares con este tipo de vegetación, especialmente en días de viento. Por otra parte, seguir las recomendaciones de su doctor, y por otro lado tomar medidas para evitar la entrada del polen en casa, lavando regularmente las prendas textiles, duchándose al llegar del exterior, y cuidando mucho del aseo de las mascotas que puedan traer polen en su pelaje.
Finalmente, es muy recomendable en estas estaciones hacer uso de mascarillas especializadas que impidan el paso de los alérgenos a nuestras vías respiratorias y han demostrado ser muy efectivas. Si por el motivo que sea prefieres evitar las mascarillas puedes hacer uso de los filtros nasales.
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